Quizás nunca lo has pensado, pero los sistemas de iluminación en los coches son sumamente importantes. Gracias a ellos puedes ver, y te ven, cuando las condiciones meteorológicas son adversas, es de noche, hay niebla, pasas por un túnel… La visibilidad es fundamental y no en vano tener una luz fundida supone una multa de unos 200 euros. Pero ¿sabes cómo han evolucionado estos sistemas de iluminación?
Es normal que no tengas ni idea porque han pasado como unos 150 años y los sistemas de iluminación en los coches han evolucionado muchísimo. Así que en Motor Pacífico queremos hacer un pequeño resumen de todos ellos. Seguro que te sorprenden y es que conocer los orígenes nunca deja indiferente y menos cuando hablamos de algo tan importante y necesario hoy en día como son los coches.
Los faros eran de petróleo en sus inicios
Dado que en los inicios no contábamos con las instalaciones eléctricas que tenemos actualmente, los faros de los coches eran de petróleo. Sin embargo, a pesar de que supuso un gran avance en su momento y mejoraba la iluminación de los vehículos había un grave problema, las vibraciones que se producen al conducir hacían que ese tipo de sistemas de iluminación en los coches tuviese una corta duración.
Así que en algunos modelos se optó por el aceite para iluminar o por el carburo. Este último fue una gran revolución, ya que los faros de los coches tenían una luz más potente y blanca, lo que sin duda mejoraba notablemente la visibilidad. Sin embargo, este tipo de sistemas de iluminación en los coches eran demasiado complejos y servían más para hacerse ver que para que los vieran. Pero esto cambió.
Cuando la electricidad apareció y lo cambió todo
La aparición de la electricidad lo cambió todo, incluidos los sistemas de iluminación en los coches. Empezaron a surgir los primeros coches con faros eléctricos, como el Columbia Electric Car, un coche eléctrico que aprovechaba esta energía para iluminar la carretera. Pero, la luz no era demasiado intensa y, además, debido a las vibraciones que ya hemos mencionado se fundían demasiado deprisa.
Por eso hubo que hacer cambios. La calidad de los filamentos de las lámparas mejoró, la iluminación también era más intensa y todo esto permitió que los coches fueran más seguros. Pero para eso se tuvo que cambiar el tipo de luces de los sistemas de iluminación en los coches y aparecieron las luces halógenas.
De los faros de Xenón a los láser
A medida que se iba mejorando la luz de los coches, aparecían nuevos retos. Por ejemplo, los antiguos faros tenían que ser muy gruesos y las bombillas tenían que estar parcialmente tapadas para evitar los deslumbramientos. Así que se crearon otros faros más lisos, con menor superficie. Algunos pasaron a ser de policarbonato en lugar de cristal, algo característico en los sistemas de iluminación en los coches.
Pero el gran salto fue cuando se pasó de los faros de Xenón a los LED. Los primeros tenían una luz tan intensa que se volvía a los problemas de deslumbramiento. Los segundos se integraron con los faros adaptativos que lograron lo inimaginable, evitar deslumbrar al resto de los coches. Pero ¿aquí termina la evolución de los sistemas de iluminación en los coches? Nosotros creemos que puede evolucionar más.
Por ahora contamos ya con sistemas de iluminación en los coches novedosos como la iluminación láser. Muchos piensan que ya hemos llegado casi a la cumbre de la evolución de los sistemas de iluminación en los coches, pero nosotros en Motor Pacífico creemos que siempre se puede seguir avanzando. Pues ¿quién pensaba que tras los primeros faros llegarían todos los cambios posteriores?